Lunes 8 de enero de 2024
Una gran fiesta vivió la Iglesia este sábado 6 de enero. En una catedral de San Bernardo repleta de familiares y fieles de las parroquias donde ya estaban trabajando, 6 jóvenes recibieron el sacramento del Orden Sacerdotal. Se trata de John García, Jonathan Aristizábal, Michael Salazar, Alexander Quiroz, Apóstoles de la Inmaculada, y Óscar Paredes y Fabián Calisto nuevos sacerdotes diocesanos.
La ceremonia fue presidida por el obispo de San Bernardo, Monseñor Juan Ignacio González, secundado por Monseñor Juan Vicente Córdoba, obispo de la Diócesis de Fontibon, Colombia, lugar donde nacieron los Apóstoles de la Inmaculada, y acompañados por 48 sacerdotes concelebrantes.
En la homilía, Monseñor González dijo que este es un tiempo de dar gracias, gracias a Dios por sucitar entre nosotros hombres y mujeres que entregan sus vidas al servicio de la Iglesia. "Jesús es el buen pastor, un solo pastor, una sola fe, un pastor que guía, enseña, cura las heridas, va delante de su rebaño, muestra el camino con su caminar, con su orientación y con su vida". Y agregó que "estos jóvenes entran al pastoreo con la gracia que Cristo les ha dado, serán curadores con sus palabras; la gente les mostrará sus yagas y dolores para ser curados y ellos darán la vida por sus ovejas, sufrirán libre y voluntariamente su cansancio y su trabajo, especialmente cuando tienen que perseverar en medio de sus propias miserias." Y continuó diciendo que "es importante destacar el carácter sacerdotal, porque el mundo nos zarandea porque somos canales de la gracia de Dios, el demonio sabe que somos acueductos por donde llega la salvación, ... el buen pastor no abandona a sus ovejas. Como sacerdotes visitamos las parroquias, no dejamos solo al pueblo de Dios ¿cómo? orando, que es lo más grande que podemos hacer, orar en súplica silenciosa. A través del sacrificio, la Cruz estará siempre presente, que no llevaremos a rastras sino que con alegría siguiendo a Jesús." Y continuó diciendo que "en Chile ha pasado que Cristo no está al centro de la vida" y citando a san Gregorio, dijo que "el demonio es un perro rabioso pero amarrado a una cadena y no nos puede hacer nada, pero podemos acercarnos a él permitiéndole hacernos daño".
Dirigiéndose a los a los padres dijo que "cuando lleguen al Cielo, tendrán una carta bajo la manga: yo tengo un hijo sacerdote". Y terminó diciéndoles a los 6 jóvenes: "En la tormenta nos metemos bajo el manto de María, ella nos cuida, déjense ayudar, déjense aconsejar. Todos somos distintos pero tenemos la fisonomía del sacerdote que es Cristo. Que Dios nos bendiga y nos haga fieles".
