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HOMILÍA DEL DÍA, Jueves 17 de Septiembre- Por P. David Halm

P. David Halm

Jueves 17 de septiembre de 2020

+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas    7, 36-50

Un fariseo invitó a Jesús a comer con él. Jesús entró en la casa y se sentó a la mesa. Entonces una mujer pecadora que vivía en la ciudad, al enterarse de que Jesús estaba comiendo en casa del fariseo, se presentó con un frasco de perfume. Y colocándose detrás de Él, se puso a llorar a sus pies y comenzó a bañarlos con sus lágrimas; los secaba con sus cabellos, los cubría de besos y los ungía con perfume.

Al ver esto, el fariseo que lo había invitado pensó: “Si este hombre fuera profeta, sabría quién es la mujer que lo toca y lo que ella es: ¡una pecadora!”

Pero Jesús le dijo: “Simón, tengo algo que decirte”. “Di, Maestro”, respondió él.

“Un prestamista tenía dos deudores: uno le debía quinientos denarios, el otro cincuenta. Como no tenían con qué pagar, perdonó a ambos la deuda. ¿Cuál de los dos lo amará más?” Simón contestó: “Pienso que aquel a quien perdonó más”.

Jesús le dijo: “Has juzgado bien”. Y volviéndose hacia la mujer, dijo a Simón: “¿Ves a esta mujer? Entré en tu casa y tú no derramaste agua sobre mis pies; en cambio, ella los bañó con sus lágrimas y los secó con sus cabellos. Tú no me besaste; ella, en cambio, desde que entró, no cesó de besar mis pies. Tú no ungiste mi cabeza; ella derramó perfume sobre mis pies. Por eso te digo que sus pecados, sus numerosos pecados, le han sido perdonados. Por eso demuestra mucho amor. Pero aquel a quien se le perdona poco demuestra poco amor”.

Después dijo a la mujer: “Tus pecados te son perdonados”.

Los invitados pensaron: “¿Quién es este hombre, que llega hasta perdonar los pecados?” Pero Jesús dijo a la mujer: “Tu fe te ha salvado, vete en paz”.

Palabra del Señor.

Homilía del Día

Es bien interesante que Jesús le ofrece a Pedro una imagen de dos personas endeudadas para explicar el nivel de amor que tiene la mujer que le honraba a Jesús. Generalmente cuando reflexionamos en nuestros pecados no pensamos en términos de deuda. Pensamos que esos pecados son ofensas, que nos han dañado a nosotros mismos u otra persona, y que necesitamos reconciliarnos. Pero no lo vemos como deuda que se necesita reembolsar o devolver. 

En los días de Jesús y hasta la época moderna las personas con mucha deuda y que no la reembolsaban, se fueron a la cárcel hasta que sus familiares o amigos pagaban su deuda. Esta acción se llamaba “redención”. En ingles usamos la misma palabra “redeem” para la acción salvífica de Cristo y la acción de liquidar la deuda. En español la otra palabra es desempañar, creo. Por eso, nosotros Cristianos vemos la redención del mundo por Jesucristo en la Cruz y su Resurrección como la cancelación de nuestra deuda por nuestros pecados. Por su Pasión, Muerte y Resurrección Jesús nos desempañó. Por eso cuando le llamamos Nuestro Redentor y Salvador, reconocemos que nosotros humanos, vivíamos encarcelados por causa de nuestra deuda de pecados y Jesús lo pagó con su Preciosa Sangre. 

Nuestros pecados tienen consecuencias, como nuestras compras y decisiones económicas tienen consecuencias. Si nos endeudamos mucho, necesitamos tener una manera de pagarla. Sabemos que hay muchos que se han endeudado tanto que no es posible cancelarla. Viven en desesperación y miedo. Es lo mismo por pecadores con poca esperanza. Por causa de sus delitos graves creen que nadie puede absolverles ni liberarlos de su condición. Esa fue la realidad de la mujer en el evangelio. Con tanta emoción y lagrimas honró al único que podía salvarla. ¿Y que pasó? “Jesús le dijo a la mujer: “Tu fe te ha salvado; vete en paz”. 

Hoy dia nos vayamos a Jesús y rezar por su perdón y alabarlo por su accion de amor que nos redimió.

Fr. David Halm

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