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HOMILÍA DEL DÍA, Martes 22 de Septiembre- Por Fr. Isauro Covili

Por Fr. Isauro Covili

Martes 22 de septiembre de 2020

Evangelio según San Lucas, capítulo 8, 19 -21.

Martes de la Vigésima Quinta Semana del Tiempo Ordinario

Su madre y sus hermanos fueron a verlo, pero no pudieron acercarse a causa de la multitud.
Entonces le anunciaron a Jesús: "Tu madre y tus hermanos están ahí afuera y quieren verte". Pero él les respondió: "Mi madre y mis hermanos son los que escuchan la Palabra de Dios y la practican".

Palabra del Señor.

HOMILÍA DEL DÍA

El evangelio de hoy nos habla del episodio en que los padres de Jesús, inclusive su madre, quisieron conversar con él, pero Jesús no les presta atención. Jesús tuvo problemas con la familia. A veces, la familia ayuda a vivir mejor y a participar en la comunidad. Otras veces, dificulta esa convivencia. Así fue para Jesús, y así es para nosotros.

Los parientes llegan a la casa donde estaba Jesús. Probablemente habían venido de Nazaret. De allí a Cafarnaúm hay sólo unos 40 km. Su madre estaba con ellos. No entran, pues había mucha gente, pero le mandan un recado: “Tu madre y tus hermanos están fuera ahí fuera, y quieren verte". Según el evangelio de Marcos, los parientes no quieren ver a Jesús. Ellos quieren llevárselo y traérselo para casa (Mc 3,32). Pensaban que Jesús se había vuelto loco (Mc 3,21).

Es la Palabra, (el Verbum),  la que crea la nueva familia alrededor de Jesús: "Mi madre y mis hermanos son aquellos que escuchan la Palabra de Dios, y la ponen en práctica.". Un buen comentario de este episodio es lo que dice el evangelio de Juan en el prólogo. (Jn 1,10-14).

La familia, los parientes, no entendieron a Jesús (Jn 7,3-5; Mc 3,21), no forman parte de la nueva familia. Son  parte de la nueva comunidad sólo aquellos y aquellas que reciben la Palabra, esto es, que creen en Jesús y escuchan su Palabra.  Estos nacen de Dios y forman la Familia de Dios. Jesús ensancha la familia No permite que la familia lo aleje de la misión: ni la familia (Jn 7,3-6), ni Pedro (Mc 8,33), ni los discípulos (Mc 1,36-38), ni Herodes (Lc. 13,32), ni nadie (Jn 10,18).

El contexto en que Lucas ubica este relato, es la parábola del sembrador y la semilla. Lucas presenta como un paradigma la tierra abonada a la madre de Jesús, haciendo ver que ella también tiene que aceptar como condición ineludible una sociedad solidaria y fraterna, donde vale más la unidad que surge en torno al proyecto del Reino que los mismos lazos de consanguinidad. Termino diciendo que  Lucas  siempre presenta a María como modelo de oyente de la Palabra que escucha y medita en su corazón. (Lc.1,29; 2,19.51).

Algunas preguntas para meditar:

  1. Tu familia ¿ayuda o dificulta tu participación en la comunidad cristiana?

  2. ¿Cómo asumes tu compromiso en la comunidad cristiana sin perjudicar ni la familia ni la comunidad?

Fr. Isauro.

Fraternalmente,

Fr. Isauro, ofm.

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