Lunes 7 de junio de 2021
San Esteban, primer mártir
Esteban es el primer mártir. Su testimonio siempre tuvo un valor ejemplar en la Iglesia. Elegido como jefe de fila de los siete que debían ayudar a los apóstoles y liberarlos de las tareas materiales, tomó parte también en el anuncio de la Buena Nueva. Como testigo de Cristo resucitado e imitador de su pasión murió lapidado en Jerusalén.
PRIMERA LECTURA
Veo el cielo abierto.
Lectura de los Hechos de los Apóstoles 6, 8-10; 7, 54-60
En aquellos días:
Esteban, lleno de gracia y de poder, hacía grandes prodigios y signos en el pueblo. Algunos miembros de la sinagoga llamada “de los Libertos”, como también otros, originarios de Cirene, de Alejandría, de Cilicia y de la provincia de Asia, se presentaron para discutir con él, pero no encontraban argumentos, frente a la sabiduría y al espíritu que se manifestaba en su palabra.
Esteban, lleno del Espíritu Santo y con los ojos fijos en el cielo, vio la gloria de Dios, y a Jesús, que estaba de pie a la derecha de Dios. Entonces exclamó: “Veo el cielo abierto y al Hijo del hombre de pie a la derecha de Dios”.
Ellos comenzaron a vociferar y, tapándose los oídos, se precipitaron sobre él como un solo hombre; y arrastrándolo fuera de la ciudad, lo apedrearon. Los testigos se quitaron los mantos, confiándolos a un joven llamado Saulo.
Mientras lo apedreaban, Esteban oraba, diciendo: “Señor Jesús, recibe mi espíritu”. Después, poniéndose de rodillas, exclamó en alta voz: “Señor, no les tengas en cuenta este pecado”. Y al decir esto, expiró.
SALMO RESPONSORIAL 30, 3c-4. 6. 8ab. 16bc. 17
R/. ¡Yo pongo mi vida en tus manos, Señor!
Sé para mí una roca protectora, un baluarte donde me encuentre a salvo, porque Tú eres mi Roca y mi baluarte: por tu Nombre, guíame y condúceme.
Yo pongo mi vida en tus manos: Tú me rescatarás, Señor, Dios fiel. ¡Tu amor será mi gozo y mi alegría!
Líbrame del poder de mis enemigos y de aquéllos que me persiguen. Que brille tu rostro sobre tu servidor, sálvame por tu misericordia.
EVANGELIO
No serán ustedes los que hablarán, sino el Espíritu de su Padre.
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 10, 17-22
Dijo Jesús a sus Apóstoles:
Cuídense de los hombres, porque los entregarán a los tribunales y los azotarán en sus sinagogas. A causa de mí, serán llevados ante gobernadores y reyes, para dar testimonio delante de ellos y de los paganos.
Cuando los entreguen, no se preocupen de cómo van a hablar o qué van a decir: lo que deban decir se les dará a conocer en ese momento, porque no serán ustedes los que hablarán, sino que el Espíritu de su Padre hablará en ustedes.
El hermano entregará a su hermano para que sea condenado a muerte, y el padre a su hijo; los hijos se rebelarán contra sus padres y los harán morir. Ustedes serán odiados por todos a causa de mi Nombre, pero aquél que persevere hasta el fin se salvará.
Palabra del Señor.
PALABRAS DEL SANTO PADRE
Hoy vemos al testigo de Jesús, san Esteban, que brilla en las tinieblas. Los testigos brillan con la luz de Jesús, no tienen luz propia. La Iglesia tampoco tiene luz propia; por eso los antiguos padres llamaron a la Iglesia “el misterio de la luna”. Al igual que la luna no tiene luz propia, los testigos no tienen luz propia, son capaces de tomar la luz de Jesús y reflejarla. Esteban es acusado falsamente y lapidado brutalmente, pero en las tinieblas del odio, en el tormento de la lapidación, hace brillar la luz de Jesús: reza por los que le están matando y los perdona, como Jesús en la cruz. Es el primer mártir, es decir, el primer testigo, el primero de una gran multitud de hermanos y hermanas que, hasta hoy, siguen llevando luz a las tinieblas: personas que responden al mal con el bien, que no ceden a la violencia y la mentira, sino que rompen la espiral del odio con la mansedumbre del amor. Estos testigos iluminan el alba de Dios en las noches del mundo. (Ángelus, 26 diciembre 2020). Fuente: Vatican News.