Jueves 7 de abril de 2022
Con una misa presidida por el arzobispo de Santiago y Gran Canciller de la UC, monseñor Celestino Aós, comenzó la ceremonia de inauguración del año académico 2022 de la Pontificia Universidad Católica de Chile.
La ceremonia se celebró el viernes 1 de abril en el Salón Juan Francisco Fresno del Centro de Extensión UC y asistieron los miembros del Honorable Consejo Superior, autoridades del Ministerio de Educación, representantes de otras casas de estudios; directivos de fundaciones y corporaciones, docentes, funcionarios, exalumnos y alumnos.
En su homilía, el cardenal destacó especialmente la misión católica de la universidad.
“Este es nuestro primer principio, nuestra primera convicción: Dios es un bien para el hombre (...) La primera cosa de la que debemos estar conscientes y agradecidos es de nuestra fe, de nuestra identidad de Universidad Católica”, dijo.
En esa misma línea, resaltó la importancia de vivir los valores del Evangelio, centrados en Jesucristo. “Nuestra universidad debe ser católica aquí, en la capilla y en las clases, los patios, las oficinas. Católica no solo por el nombre, o por unos símbolos o imágenes. Católica porque se vivan los valores del Evangelio”, enfatizó. Y luego continuó: “Cristo es el camino la verdad y la vida. Si no conocemos a Dios en Cristo y con Cristo, toda la realidad se convierte en un enigma indescifrable. No hay camino. Y al no haber camino, no hay vida ni verdad”.
Habiendo dicho esto, afirmó que desde esa centralidad en Cristo la universidad debe ser un aporte al Chile de hoy. “Nuestra universidad católica es una comunidad académica que tiene una vocación de servicio al bien común, buscando la verdad a través del cultivo del saber y de la ciencia. Así hace su aporte para la transformación del mundo. (...) Nuestra Universidad debe proclamar como ciencia lo que es verdadera ciencia y la certeza de que la ciencia y la fe no se contraponen. Debe hacer su aporte tanto en la redacción de las nuevas leyes, comenzando por la constitución, en la lucha contra la corrupción, la violencia, la droga y toda injusticia. En la defensa de la familia, del matrimonio, de la vida humana”.
A su vez, remarcó la importancia de transmitir con alegría el mensaje de Jesucristo, el hijo de Dios que vino al mundo a salvarnos del pecado. “Ser cristiano no es una carga sino un don. Dios Padre nos ha bendecido con Jesucristo su hijo, salvador del mundo. La alegría que hemos recibido en el encuentro con Jesucristo a quien reconocemos como el hijo de Dios encarnado y redentor, deseamos que llegue a todos los hombres y mujeres. Deseamos que la alegría de la buena noticia del reino de Dios, de Jesucristo vencedor del pecado y de la muerte, llegue a todos”, añadió.
Tras la misa, el rector Ignacio Sánchez dio su discurso de inauguración del año, en el que coincidió con el arzobispo respecto a llevar el mensaje de Cristo con alegría estando insertos en el Chile y el mundo de hoy y desde allí contribuir al diálogo. A su vez, destacó los múltiples aportes de la casa de estudio al proceso constituyente y la campaña de vacunación en el marco de la crisis sanitaria.
“Se vienen días y semanas cruciales en el trabajo que está realizando la Convención Constituyente. Un período en el cual, por sobre las divisiones, deben prevalecer el diálogo, los acuerdos y la mirada amplia e inclusiva hacia las necesidades del país”, dijo.
“Cuando observamos lo que ocurre en el mundo con el cambio climático, con la pandemia, con el actual conflicto bélico en Ucrania, -pueblo al que enviamos todo nuestro recuerdo y solidaridad-, y con muchas de las grandes crisis, vemos que el único camino para nuestro tiempo es el diálogo, conversar con quienes piensan distinto para avanzar en nuestras diferencias. Es el encuentro en el diálogo y el trabajo colaborativo lo que nos conducirá finalmente hacia cambios estabilizadores en la convivencia social”, indicó el rector.