Viernes 13 de mayo de 2022
Es de madrugada y el poblado de Colchane, en la frontera de Chile con Bolivia, registra dos grados bajo cero. En los bofedales —mezcla de pantano y desierto—en medio de una total obscuridad, se escucha un débil hilo de voz. Una madre venezolana angustiada pide socorro. En sus brazos lleva a un niño de tres años envuelto en mantas, con signos de hipotermia. El niño no reacciona. La mujer está desesperada, porque además perdió a su hija de nueve años en la travesía.
Esta es solo una de las trágicas y cotidianas experiencias que viven cientos de migrantes y refugiados cruzando día a día la frontera de Colchane de forma irregular. El documental “Esperanza Sin Fronteras” presenta impactantes y conmovedores relatos de quienes dicen estar huyendo de la dictadura, de la violencia económica y política, del hambre y de la delincuencia en su país. En el camino los han asaltado, les han robado todo, han estado a merced de mafias que lucran con su desesperación… vienen con hijos pequeños y adultos mayores deshidratados, con frío y al borde del colapso. Pero para ellos vale la pena arriesgar la vida para salir del propio país, vale la pena, si existe alguna chance de vida digna para ellos y sus familias.
En este propósito veintisiete personas (según cifras de prensa), ya han perdido la vida, solo siete entre enero y marzo de este año, sin embargo, testimonios del propio documental estiman que los muertos podrían ser cientos en los últimos años, muchos de ellos “NN”, cuyos cuerpos han quedado abandonados en diversas zonas desérticas y pantanosas que los migrantes atraviesan desde Venezuela para llegar a Chile.
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Labor de ayuda humanitaria
El documental “Esperanza Sin Fronteras” recoge la labor humanitaria que presta la Iglesia Católica en Colchane, un poblado de casi 1.700 habitantes que ha convertido su modesta capilla “Nuestra Señora de Los Dolores” en un albergue provisorio donde se ofrece alojamiento en colchonetas y fideos con atún para pasar la noche. En ese lugar, Mauricio González y Jazmín Sánchez, que además de voluntarios son los profesores de los niños del pueblo, relatan su motivación:
“No podemos ir a dormir sabiendo que hay niños durmiendo en una plaza, con temperaturas bajo cero, que están llorando, que piden dormir. Tratamos de darles a esas familias una noche digna, porque desde que salen de Venezuela, es la dignidad lo que han perdido, porque les ha tocado dormir en la calle, comer comida vencida, que sacan de la basura”.
También se puede apreciar la labor Obispado de Iquique, de las hermanas Franciscanas Misioneras de María y de la Congregación Misioneras de María Inmaculada Catalina de Siena, que junto a la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) y a la Vicaría Pastoral Social Caritas, del Arzobispado de Santiago de Chile, reparten kits de alimentación de emergencia para los migrantes y refugiados que llegan a Colchane.
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Migración regulada y ordenada
Rosa Marschhausen, coordinadora de la pastoral social Caritas del Obispado de Iquique, explica en “Esperanza Sin Fronteras” que: “El estado de Chile está fallando. Acá entran 300, 400 personas a diario. A las personas se les desaloja todos los días de la playa por el tema del turismo, pero después de eso no tiene una respuesta, no tiene una solución para llevar a estas familias a algún lugar. Entonces en el día quedan deambulando de un lugar a otro y duermen en calles del centro. En la catedral del obispado tenemos todos los días muchas familias”.
El documental incluye también imágenes de archivo de prensa de lo ocurrido en septiembre de 2021 en la ciudad de Iquique, Chile, con la “Marcha No + Migrantes”, donde una turba de vecinos incendió pertenencias de migrantes y refugiados en situación de calle. Un asistente dice: “Nosotros no estamos discriminando a nadie. Lo único que queremos es que no se tomen nuestras plazas, nuestras playas, nuestros juegos. Defecan en las plazas, en las calles. Eso es lo único que queremos, que se vayan”.
“Mesa de Trabajo” para buscar soluciones
El documental “Esperanza Sin Fronteras” busca sensibilizar respecto de la crisis humanitaria de los migrantes y refugiados que han llegado a Chile por pasos no habilitados, y tiene como propósito aunar voluntades de organizaciones de la sociedad civil, del Estado y del empresariado para conformar una mesa de trabajo intersectorial que permita buscar soluciones.
“Se ha dicho en varias ocasiones que la situación está desbordada y que el Estado no da abasto, pero creemos que el problema es aún más profundo. Es la misma dignidad del ser humano la que se ve afectada y eso es lo que muestra crudamente este documental”, dice el padre Tocornal. Agrega que “la solución no pasa por medidas aisladas, sino que es necesario que trabajemos en red, de forma coordinada y ordenada, porque hoy por hoy ni siquiera hay cifras oficiales que nos permitan saber la magnitud del problema y atender las necesidades de chilenos y de migrantes”.
La mesa de trabajo se articulará con diferentes organizaciones nacionales e internacionales, y las organizaciones integrantes de la red harán su anuncio formal en una conferencia de prensa que se realizará el mismo día del estreno del documental, 18 de mayo de 2022, en el Centro Cultural La Moneda, en Santiago de Chile.
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Migración y cifras
- De acuerdo con estimaciones del Servicio Nacional de Migraciones (SNM) de Chile, para el año 2020 (último dato disponible en la sección de estadísticas migratorias de la página oficial) señala que hay 448.138 venezolanos en Chile de un total de 1.462.103 extranjeros.
- En lo que respecta a la cantidad de población irregular el Servicio Jesuita a Migrantes de Chile (SJM) destaca que “por su propia naturaleza, es imposible de conocer a ciencia cierta”. Sin embrago, agrega que sí se pueden considerar los datos de “Ingresos por Paso no Habilitado (IPNH)”, que se construyen a través de la cantidad de denuncias a la autoridad administrativa, en base a una infracción al artículo N° 69 de la antigua Ley de Extranjería (vigente para el año en que solicita la información). “Este indicador para el flujo migrante venezolano es de 43.449 casos, mientras que para el total de migrantes es de 56.586” informa el SJM. Agrega que “Es importante recalcar que al menos un 30% de estos casos son autodenuncias de los mismos migrantes, otro porcentaje es susceptible a solicitar refugio (o protección complementaria bajo la nueva ley) por lo tanto su ingreso no constituiría una falta, sin contar situaciones de trata o tráfico, a la que muchos migrantes se enfrentan”.